Aquietadas las aguas electorales, y por lo tanto con los ánimos más calmos, podemos hoy, a pocos días de la Asunción de las autoridades electas realizar una suerte de análisis post electoral de cara al futuro. Seguramente ayudan los resultados obtenidos para tener una mirada diferente. Será tal vez por el contundente triunfo de Cristina y Scioli, o la alegría de haber acompañado a los amigos en la Plata, Tigre o Quilmes. Claro que lo del “Barba” Gutiérrez adquiere una connotación especial para nosotros que lo hemos acompañado en muchas patriadas, y seguros de que se merece este triunfo, que no es mas que un reflejo de lo nuevo que se viene. No crean, estimados lectores, que nos escapamos de la realidad de nuestro distrito. No. Muy por el contrario. Asumimos los resultados del comicio y saludamos a los ganadores, en la figura del Intendente Posse. Es por todos sabido que nosotros hemos venido sosteniendo una critica tenaz a las políticas municipales que nos parecen perjudiciales para los vecinos de San Isidro, y por ello propiciamos un cambio de rumbo de la gestión municipal. No obstante, y sin abandonar nuestras creencias, creemos que es necesario hoy, tender la mano a los amigos radicales que gobiernan el distrito y que acompañan las políticas enunciadas por nuestro Presidente y por Cristina. Resulta evidente que se requieren consensos para gobernar en paz, y en beneficio de nuestro pueblo. Por ello nos parece fundamental deponer las mezquindades y el “chiquitaje”, para encolumnarnos en el proyecto que se abrió en el 2003, y que hoy encarna la figura de Cristina. A los compañeros, con los cuales venimos transitando un camino en común, les decimos que más allá de los avatares electorales seguiremos defendiendo nuestras ideas; A los amigos radicales que gobiernan San Isidro, les extendemos nuestra mano, y les deseamos éxitos en su gestión, por que redundara en beneficio de nuestro pueblo.
Por Gabriel Carnaghi
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CUANDO UNA PERSONA CON DISCAPACIDAD CONSIGUE TRABAJO, PASA ESTO: Trabajando, recién se siente plenamente ciudadano. Recupera su dignidad y mejora la calidad de vida de toda su familia. Se potencia su autoestima al comprobar el reconocimiento de su valor social. Desaparece la discriminación al sentirse aceptado por la comunidad a la cuál pertenece. La sociedad aprende a convivir con todos sus miembros. Se instala en el imaginario social, la figura del Trabajador con Discapacidad. Se confirma que todos necesitamos de todos, porque todos somos iguales en dignidad y derechos. Sus empleadores demuestran responsabilidad social. Todos ganamos, porque deja de ser una carga pública, para convertirse en un contribuyente. Es un testimonio real y concreto de que podemos construir un país con lugar y trabajo para todos.
