Siguiendo con la línea editorial de nuestro número anterior, con la calma y el respeto que debemos tener hacia el otro, pero también con la convicción de siempre, nos encontramos muy preocupados por la inacción del gobierno municipal y su falta de punch, reflejos, agilidad mental en que día a día incurre el ejecutivo, encarado por el Intendente Posse. Si bien, en San Isidro se han hecho muchísimos progresos, (sería desconocer la realidad, no reconocerlo), desde aquellas épocas gloriosas (para muchos ciudadanos) del Dr. Melchor Ángel Posse y luego con su hijo Gustavo, quién pretendió continuar aquel liderazgo. Pero… desde hace algún tiempo se nota la falta de reacción ante problemas que a esta altura no deberían existir (la recolección de residuos, la limpieza del distrito, la desorganización reinante y patética en las guardias de los hospitales, etc. etc.); si bien uno políticamente no coincidió jamás con muchas formas de actuar, tampoco quisimos ni queremos poner piedras, todo lo contrario, extendimos nuestras manos, aunque en más de una ocasión sólo recibimos de algunos funcionarios actitudes soberbias, despectivas y dilatorias, un ejemplo contundente fue el proyecto que les presentamos hace un par de años sobre la construcción de un instituto de rehabilitación para personas con discapacidad de 0 a 99 años, como el que funciona en Vicente López (que ya tiene saturada su capacidad), un geriátrico municipal y un centro para la atención y contención psicológica. Se dio vueltas y vueltas para terminar en nada, aduciendo en su momento, que en San Isidro no habría discapacitados y que los ancianos serían un problema. Desde ese momento entendimos que algo distinto y perverso daba vueltas en algunas cabezas. Pudo y puede más la propaganda y el hacer la plancha como en las mejores épocas Delaruistas. Tal vez y después de tantos años en el poder, el mismo carcomió esa fluidez mental que caracterizó a Don Melchor Ángel Posse y a su hijo en los tres primeros años de gobierno. Quizás es hora de un cambio para darle más dinamismo a lo que se ha hecho y corregir lo que no funciona bien. Por cuanto creemos que nuestro distrito y su gente MERECE MÁS.
Por Gabriel Carnaghi
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